sábado, 19 de junio de 2010

La centralidad de la lógica

Francisco Díaz Montilla


Desde los tiempos de Aristóteles, la lógica fue concebida como el "órgano" o instrumento de las ciencias. Desde entonces esa idea ha permanecido inalterada. Barwise y Etchemendy lo ilustran muy bien en su obra "Language, Proof and Logic" cuando se preguntan: "¿Qué tienen en común los campos de la astronomía, economía, las finanzas, la matemática, la medicina, la física y la sociología? Con seguridad no mucho en cuanto a su objeto de estudio. Y tampoco con respecto a sus metodologías. Lo que tienen en común entre ellas y con muchos otros campos es su dependencia de ciertos estánares de racionalidad. En cada uno de estos campos se supone que los participantes pueden diferenciar entre la argumentación racional basada en ciertos principios aumidos o evidentes, y especulación descabellada o "non sequiturs", afirmaciones que de ninguna manera se sigue de las premisas. En otras palabras, estos campos todos presuponen una aceptación subyacente de principios básicos de la lógica".

Es curioso que hoy se insista tanto en la necesidad de estudiar ciencias y matemáticas. Pero en lo que no se repara o no se piensa es en la necesidad no menos imperiosa de estudiar las condiciones lógicas en que se basan tanto las ciencias como las matemáticas. Hay en las Notas Autobiografía de Einstein un pasaje de su credo epistemológico que es realmente revelador de cómo un científico de su talla concibe la ciencia: "A un lado veo la totalidad de las experiencias sensoriales; a otro, la totalidad de los conceptos y enunciados que están establecidos en los libros. Las relaciones entre conceptos, entre enunciados y entre conceptos y enunciados son de naturaleza lógica, y la misión del pensamiento lógico está estrictamente limitada a conseguir la conexión entre conceptos y enunciados de acuerdo con reglas firmemente establecdias que son de la competencia de la lógica".

La lógica es, desde la perspectiva einsteniana, central para la constitución de una teoría científica. No menos central lo es en el caso de la matemática. Tarski -el quien contribuyó al desarrollo de la teoría de modelos y al desarrollo del análisis no estándar-, ha señalado en "Introducción a la Lógica y a la Metodología de las Ciencias Deductivas" que cualquier disciplina construida sobre principios deductivos debe basarse en la lógica; presupone lógica. No es posible que pretendamos construir teorías tan básicas como la aritmética, la teoría de conjuntos, sin lógica. Y ni hablar de teorías más complejas como la teoría de grupos o la teoria de retículos.

Quienes nos dedicamos al estudio y enseñanza de la lógica sabemos que es ampliamente aplicada en la filosofía, matemáticas, computación, física, etc. En la filosofía para determinar si un razonamiento es válido o no, ya que una frase puede tener diferentes interpretaciones. En las matemáticos para demostrar teoremas e inferir resultados matemáticas que puedan ser aplicados en investigaciones. En la computación para revisar o validar programas. En la física desempeña un papel básico en la axiomatización de teorías o en la tarea de predicción. En general la lógica se aplica en la vida diaria, ya que cualquier trabajo que se realiza -como redactar un texto, escribir una carta, hacer una petición, etc.- tiene un procedimiento lógico. En otras palabras, la lógica tiene una importancia capital en nuestras prácticas de conocimiento y en nuestras relaciones sociales. Pese a ello, en nuestro medio no valoramos lo suficiente a esta disciplina.

Escribió Santo Tomás de Aquino que "Es menester, al aprender, empezar por la Lógica, no porque sea más fácil que las otras ciencias, sino porque las otras ciencias dependen de ella". Lo dicho por Santo Tomás es lo que afirman, en otro contexto y con otras palabras, Barwise y Etchemendy.

Las palabras de los autores citados son tanto más pertinentes si tenemos en cuenta las medidas tomadas por MEDUCA con respecto a la enseñanza de la lógica en los bachilleratos de media. Se elimina como curso del bachillerato en Ciencias y se reduce en un 50% en el bachillerato en Humanidades. En los bachilleratos enfocados a lo tecnológico, ni siquiera aparece. Necesitamos más pensamiento lógico, pero -paradójicamente- las autoridades deciden que la escuela a través de los planes de estudios a implementar, ofrezcan menos. Es curioso que en Australia las autoridades y los docentes promuevan la enseñanza de la lógica y la filosofía en las escuelas desde niveles básicos. ¿Qué ven los australianos en ese tipo de enseñanza que nosotros no vemos? En realidad no lo sé, pues desconozco los fundamentos epistémicos -bajo el supuesto de que los conozcan- a los que se remiten los curriculistas de MEDUCA para tomar las decisiones que toman.

Ha escrito Ilmar Tammelo en "Esbozo de lógica legal moderna" lo siguiente: "Puesto que la lógica en uno de los medios principales que aseguran la disciplina y la integridad intelectuales, si se aplica apropiadamente, sólo puede promover el logro de fines sociales deseables". Justamente, en esa línea ha sido pensada la propuesta de programa en la cual se ha estado trabajando. Una propuesta que recoge los contextos cotidiano, científico, filosófico y tecnológico como presupuestos necesarios de esos fines sociales deseables. Para sorpresa nuestra, las últimas decisiones de MEDUCA revelan que o no han entendido la propuesta en cuestión o no la valoran y -por ello- no les interesa. ¿Qué hacer? He allí la cuestión.