martes, 29 de marzo de 2011

Pragmatismo y verdad




Francisco Díaz Montilla

De acuerdo con  “la máxima pragmática”,  el significado de un concepto viene dado por la referencia a las consecuencias prácticas o experimentales de su aplicación. ¿Qué consecuencias tiene la aplicación de la palabra ‘verdad’?

Los máximos representantes (Peirce, Dewey, James) responden a esta interrogante de diferentes maneras, dado que cada uno de ellos entiende, no obstante su pragmatismo (aunque en el caso de Peirce se habla de pragmaticismo), la verdad de manera distinta.

Peirce (Collected Papers, edición de Charles Hartshorne y Paul Weis, Cambridge, 1934): 

v  La verdad tiene un carácter público.
v  La opinión sobre la cual se alcanza un acuerdo por quienes investigan es lo que llamamos verdad.
v  La mejor manera de alcanzar tal acuerdo consiste en la aplicación del método experimental. Pues el método experimental se ocupa de aquellas creencias sobre las que puede haber consenso por parte de la comunidad de científicos.

James (The meaning of Truth, a sequel to pragmatism, New York, 1909):

v  La verdad (científica) está relacionada con nuestros intereses.  Las ideas verificadas sirven a nuestros intereses o necesidades. De la misma manera, las verdades de la ciencia satisfacen nuestros intereses prácticos.
v  La verdad es sólo  la conveniencia en nuestra manera de pensar (the expedient in our way of thinking), de la misma manera en que lo correcto es sólo la conveniencia (the expedient) en nuestro comportamiento.

Dewey (Studies in Logical Theory, Chicago, 1903):

v  La conducción de una investigación está siempre inspirada por la duda y la incertidumbre. No podemos entender el uso que el investigador hace de las ideas, si no entendemos los propósitos de la investigación.
v  La concepción de la verdad existe de alguna manera antes y separada de la investigación es un sin sentido. La verdad es un concepto mutable. La verdad “ocurre en una idea” cuando esta constituye un enunciado verificado o fundamentado (warranted assertion).
v  Si queremos entender la relevancia práctica que nuestras ideas tienen sobre nuestra experiencia, tenemos que ver como operan en el contexto en que se usan.


En general, la concepción de la verdad de estos autores, sus relaciones y diferencias, se pueden enunciar en el siguiente cuadro:

La verdad es:
Pensador
Peirce
James
Dewey
El final de la investigación
X
X
X
La correspondencia con la realidad
X
X
X
La creencia satisfactoria
X
X
X
La coherencia con la experiencia-verificabilidad

X
X
Lo que autoriza a la creencia a llamarse “conocimiento”


X


Las críticas a la concepción pragmatista de la verdad han sido notorias. Particular atención merece la crítica dirigida por Russell contra James, en sus Ensayos filosóficos. La idea básica de la crítica se centra en el hecho de que los pragmatistas confunden la verdad con la utilidad. Aunque esta crítica pudiera dirigirse fundamentalmente a James, y en alguna medida al instrumentalismo de Dewey, no está claro que se pueda aplicar al enfoque de Peirce. Además, las críticas parecen pasar por alto que antes que definiciones de la palabra ‘verdad’, los autores pragmatistas lo que hacen es proponer criterios para su uso, a la vez que explican los roles que esa palabra juega en nuestros juegos lingüísticos y prácticas científicas.  En ese sentido, los pragmatistas de ayer no dicen algo más que el científico de hoy que declara: “una proposición será aceptada como verdadera, siempre y cuando se haya establecido su verdad mediante el método científico”.

Más allá de las críticas, los enfoques pragmatistas han tenido alguna relevancia en proyectos investigativos y propuestas filosóficas recientes.  En el caso de Peirce, llama la atención –por ejemplo- el grado de coincidencia de un científico como Einstein en su credo epistemológico. En el caso de Dewey, su instrumentalismo ofrece un parámetro irrenunciable a la hora de establecer un modelo explicativo, pues dados un conjunto de hechos H, y dos teorías T1, T2, proponer algunas de éstas como una explicación de H, remite a cuestiones que tienen que ver con economía, simplicidad, poder explicativo, poder predictivo , etc. que inciden en su aceptación y ejecución (en palabras de Dewey: tendríamos que ver cómo funcionan T1 y T2 en el contexto en que se usan). En lo que respecta a James, su concepción de la verdad como conveniencia en nuestra manera de pensar ha inspirado en alguna medida los enfoques  neo-pragmatistas (Rorty) en el cual  ideas como verdad, realidad, etc.  entendidas  como categorías absolutas desaparecen.

Pero la principal valoración del pragmatismo que se pueda hacer tiene que ver con los enfoques epistemológicos que insisten en que no se puede sustraer el conocimiento del contexto (social, cultural, económico o político), en que el conocimiento remite directa o indirectamente a una gama de consenso entre la comunidad de expertos y que más allá de ese consenso no tiene sentido hablar de verdades absolutas, puesto que los consensos podrían no ser definitivos  (cuando hay rupturas de paradigmas).

¿De qué manera incide todo esto en la investigación? Si vemos la investigación desde esta perspectiva, entonces el investigador debería ser consciente de que: sus verdades (si hubiera alguna) estarían determinadas por el conjunto de categorías que han sido elegidas para estructurar y relacionar los hechos; que su propuesta podría ser eso: una propuesta hacia la búsqueda de consenso entre los miembros de una determinada comunidad. Que su investigación, aún cuando tenga pretensiones de objetividad, no se puede desvincular de valores, por lo cual la idea de objetividad deviene en algo  gradual.

Para concluir. Ciertamente, desde el pragmatismo se pueden retomar algunas ideas que aplicadas a la investigación pudieran tener un impacto significativo. Sin embargo, para ello es necesario despojarse de los prejuicios no fundados, motivados más bien por razones ideológicas que estrictamente filosóficas.

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